Esta ruta ha sido realizada y contada por una familia a lomos de nuestra autocaravana Lisbon de Lemon Campers. Durante su viaje, atravesaron toda Andalucía y el Algarve portugués hasta llegar al cabo de San Vicente.
¡Fue una pasada! La mejor forma de comenzar el año. Era nuestra primera vez en caravana y todo prometía ser una aventura. Habíamos planificado el itinerario, desde el Guadiana hasta llegar al Cabo de San Vicente; pero gran parte de las paradas fueron fruto de la improvisación. Sin duda, es una de las ventajas de viajar en Caravana, puedes ir a cualquier lugar y parar prácticamente donde quieras. Fue nuestro regalo de Navidad, un viaje en caravana por el Algarve que no olvidaremos nunca. Te invitamos a conocerlo.
Primera etapa: Andalucía > Tavira
Después de cruzar media Andalucía, hicimos nuestra primera parada portuguesa en el Algarve Motorhome Park Tavira. Allí aparcamos entre campers alternativas, alguna otra familia y jubilados de distintas nacionalidades. El “mundillo caravana” fue todo un descubrimiento. Buen rollo y mucha ayuda para novatos.
Por la mañana, visitamos Tavira, dejamos la caravana en el parking del mercado, y tras una vuelta por el puerto, tomamos el ferry (sale cada media hora y apenas es 1€). Nos encantó esta pequeña Isla. Éramos robinsones en sus interminables playas de arena. Solo nos acompañaba el vuelo de las gaviotas y unas pequeñas aves en la arena. Dejaban que nos acercáramos, pero pronto se dispersaban y reagrupaban para volver a empezar.
A lo lejos, divisamos un náufrago sobre laplaya, se tratabade una enorme medusa varada en la arena, esto nos hizo pensar…
Por la noche volvimos a Tavira para pasear por sus calles.
Segunda etapa: Tavira > Faro
Por la mañana partimos hacia Faro, fue fácil aparcar la autocaravana junto a la muralla.
Faro nos pareció señorial y tranquila, llena de patrimonio cultural: Catedral, la Iglesia, Cámara de Comercio… El paseo por la tarde noche fue encantador, con el casco antiguo a media luz y las principales calles con el alumbrado de Navidad que nos acompañaba durante todo el viaje. Había que celebrarlo, así que: parada en la pastelería para consumir producto local y ver las dotes reposteras de la zona.
Uno de los lugares que nos conquistó en Faro fue su Museo Arqueológico. Se encuentra ubicado en un precioso convento del siglo XV. El convento es precioso, todo el museo gira en torno a su claustro. ¿Lo mejor? El mosaico romano dedicado a Poseidón, dios de los mares, ¿a quién si no? Todo el Algarve se asoma a su océano y, a veces, su océano se asoma e invade la tierra. Como ocurre con la ría Formosa que cruza la ciudad. Después, recorrimos las callecitas empedradas y volvimos andando hasta donde estaba aparcada la autocaravana. Hogar dulce hogar.
Tercera etapa: Faro > Benagil
El tercer día fue todo fruto de la improvisación:
“¡Para, para, para, mira por allí! ¡Este sitio que parece muy prometedor!”
Benagil es una pequeña pedanía del municipio de Lagoa. Estábamos buscando aventuras por el camino y decidimos entrar allí en busca de las Cuevas de Benagil, pero no teníamos la ruta muy estudiada. Comenzamos a avanzar con la autocaravana a través de las huertas de los vecinos del campo, el camino se estrechaba cada vez más. Tuvimos dudas de si seguir avanzando, pero nos paramos a preguntar en un casa a una pareja mayor y, ellos en portugués, nosotros en español, entendimos que no había problema para seguir avanzando.
Y así fue, con la ayuda de los autóctonos de allí, que al final del camino nos esperaba la impresionante playa de Benagil. Arena dorada y aguas turquesas, era el 3 de enero pero pronto nos quitamos la ropa y los chicos se pusieron a jugar. Mientras tanto una lancha llegó a toda velocidad y entró hasta la playa ¡qué espectáculo!
Nosotros también queríamos hacer ese viaje y nos subimos a la lancha. El conductor de la lancha era supersimpático, nos metimos por la famosa cueva de Benagil, una pasada. Después de la descarga de adrenalina, hicimos un sendero por encima de los acantilados, ¡tremendas vistas! El atardecer se fundía con el mar lleno de colores.
Y de nuevo, de regreso a nuestra caravana, menos mal, allí estaba cerquita esperándonos. Llegábamos destrozados.
Cuarta etapa: Bengail > Sagres y Cabo San Vicente
Por la tarde noche llegamos a Sagres, tranquilos y medio adormilados, una buena carretera pero con un solo carril, había que tener paciencia. Llegamos de noche al aparcamiento al lado de la fortaleza de Sagres, y desde allí, a la zona de pubs/bares que hay en las afueras del pueblo (cerca de la playa). Era el día antes de Reyes, juegos de mesa y cena informal, en un ambiente surfero. ¡Total!
La sorpresa vino por la mañana: impresionante. La fortaleza parece que está a punto de caer desde los acantilados y desde allí, al Cabo de San Vicente. Un paraíso para los amantes de la naturaleza.
En tiempos de los romanos, Sagres se conocía como el fin del mundo. Pensaban que durante las espectaculares puestas de sol el calor hacía hervir al océano llenándose de seres míticos y leyendas. Visitamos el cabo y el faro, menos mal que estaba nuestra casa con ruedas para protegernos, ¡menudo viento!
Acantilados, la playa y la naturaleza se combinan armónicamente en Sagres para ofrecer una de las mejores experiencias del surf en Portugal. Y es que Sagres se encuentra delimitada por dos costas: la costa occidental y la costa meridional.
Era nuestra última parada en el Algarve, así que ya nos íbamos de vuelta alucinando con todo lo que habíamos visto.
Quinta etapa: Cabo San Vicente > Riotinto
¡Qué pedazo de experiencia! Por pocas no llegamos a tiempo y cuando lo hicimos llegábamos en la reserva de combustible con la autocaravana. Nos encantó la experiencia del trenecito por la mina de Riotinto. Los peques fueron los chivos expiatorios de la guía turística:
– ¿Qué? ¿Cómo vais?
– Aquí, es que vengo de visita obligado…
Qué chicos tan discretos… jejej
A la vuelta, volvimos a parar en un Camper Park en Camper Park Playas de Luz.
Bonus extra cuando viajas con niños en autocaravana:
Como recomendación para viajar en autocaravana, tanto si es la primera vez que lo hacéis, como si ya sois todo unos autocaravanistas… no viene nunca mal recordar:
- Ducharse cada 2 días, más o menos, en duchas cortitas y frescas para aprovechar más el tiempo fuera que dentro y que así los niños no se aburran o agobien.
- Ordenar la zona de confort cada vez que podamos y, sobre todo, por la noche antes de cenar y prepararnos para domir.
- Salir a dar un paseo y conocer los alrededores siempre que podáis, tened en cuenta que podéis aparcar donde queráis y pernoctar, también, siempre y cuando no despleguéis. Aquí os dejamos algunos consejos para diferenciarlo bien.
- Buscar locales típicos de la regiones que visitéis como obradores de dulces típicos o un bar o cervecería recomendada del lugar.
- Preparar la cena en familia, incluir a los peques en las tareas de ordenar, cocinar y demás, para ellos puede llegar a ser un juego.
- Llevar juegos de mesa para pasar las noches en familia dentro de vuestra madriguera con ruedas.
- Leer cómics y libros juntos o por separado, fomentar la lectura en este tipo de viajes es ideal y así desconectan un poco de las pantallas.
- Planificar la aventura del día siguiente también puede ser una buena solución para reposar la cena o incluso revivir las fotos de ese mismo día, generando recuerdos.
- Hacer amistades con el resto de autocaravanistas nunca es un mal consejo, esta comunidad es súper amable, si necesitas cualquier cosa, ¡solo tienes que preguntar!
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